Llueve



Llueve, llueve, y por eso, porque llueve sin pausa,
el día que está ausente demora su regreso,
y el alma que padece no precisa la causa
de su mal… Porque llueve, nada más por eso.

La luz sobreviviente tiembla más de lo que arde
y son sólo un recuerdo los dorados países…
¿Los pájaros se han muerto para siempre esta tarde?
¿No volverán jamás los árboles grises?

Parece que hasta el mismo silencio está calado
por la lluvia, y el aire de frío ni se mueve.
Pide un lienzo de sol el cristal empañado
y viejas penas se alzan, por eso… Porque llueve.

En la playa de brumas donde han muerto mis oros,
ya no sé a punto fijo si es que parto o regreso.
El alma sólo sabe de elegías y lloros.
Y no está para nadie… Porque llueve…. Por eso.


Guillermo Saraví

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