En ti está, porvenir,
en ti la salvación,
en tu risa veré el sol.
Hombre que ha de venir,
hijo que ya nació,
esperanza de mi amor.
El bautismo de horror,
la condena infernal
que cumplí para ti, yo,
bien pagada estará
si sirvió para alzar
tu mañana de esplendor.
La experiencia que el hombre
sufrió para ti
señalará tu camino claro,
concretará una esperanza,
florecerá en tu destino,
devolverá la alegría
que el mundo perdió (buscando),
algún día sabrá tu emoción.
La verdad,
¡la madurez que ha llorado!
¡la juventud que ha caído!
Para labrarte en la historia
como una victoria
de su ideal.
Enrique Santos Discépolo
No hay comentarios.:
Publicar un comentario