El grillo incomprendido

 
Como si se le hubiera hecho difícil soportar
la fama de su cotidiana capacidad musical,
el grillo que habita la casa desde hace días
se niega a frotar la textura ondeada de un ala
contra el afilado borde de la otra en el ejercicio
que vaya a saber desde cuándo es conocido
como “canto”, y se vuelve así algo temerario,
ya que por la semejanza de color, la inmovilidad
al encenderse la luz del baño, la falta de lentes
de quien se levanta en mitad de la noche
y la ausencia, como decía, de su sonido habitual,
se confunde con facilidad con una cucaracha.
 
Sergio Raimondi

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